ABSTRACT
Abstract Introduction Preventive measures taken during periods of health crisis, specifically in pandemics, have consistently been associated with detrimental effects on mental health. Isolation and loneliness are indirect effects of these preventive measures. Given these premises, monitoring the behavior of the population in the face of these eventualities becomes important. Worry as an indirect measure of anxiety and stress enables one to recognize subjects who are vulnerable to phenomena of high uncertainty, since measures taken to avoid excessive contagion can have high costs for this population. This phenomenon has been consistently observed in other pandemics such as H1/N1 influenza. Objective To determine the prevalence of worry and perceived risk of contagion in the Guadalajara population during the COVID-19 quarantine and to identify differentiating effects. Method A total of 255 people from western Mexico (Guadalajara, Jalisco) voluntarily participated by answering the Penn State Worry Questionnaire (PSWQ) adapted to Mexican population. The average age of the respondents, aged between 18 and 70 years, was 31.71 (± 5.19). A total of 170 women and 85 men participated in the study. Results 40.12% of the population scored high levels of worry, making them vulnerable to mental health conditions. Subjects favored the prevention of a contagion regardless of whether they were self-isolated. The only variable that had a differential effect was sex (p < .05), and there were no differences in educational attainment, occupational demandingness, and isolation between the groups. Discussion and conclusion A preventive attitude was observed among the participants, and so it is important to implement strategies that will prevent mental health costs in those who express excessive worry to avoid saturating mental health services.
Resumen Introducción Las medidas preventivas tomadas durante periodos de crisis de salud, específicamente en las pandemias, se han asociado constantemente a efectos perjudiciales en la salud mental. El aislamiento y la soledad son efectos indirectos de estas medidas preventivas. Dadas estas premisas, monitorear la conducta de la población ante estas eventualidades cobra importancia. La preocupación como medida indirecta de la ansiedad y el estrés puede permitir reconocer aquellos sujetos que se encuentren en una situación de vulnerabilidad ante fenómenos de alta incertidumbre, por lo que las medidas tomadas para evitar contagios excesivos pueden tener un costo alto para dicha población. Este fenómeno se ha observado consistentemente en otras pandemias como la de la influenza H1/N1. Objetivo Determinar la prevalencia de preocupación y riesgo de contagio percibido en población tapatía durante la cuarentena por COVID-19 e identificar efectos diferenciadores. Método Un total de 255 personas del occidente de México (Guadalajara, Jalisco) participaron voluntariamente contestando el Cuestionario de Preocupación del Pensilvania (PWSQ) adaptado a la población mexicana. La edad promedio fue de 31.71 (± 5.19) de entre los 18 y los 70 años. Un total de 170 mujeres y 85 hombres participaron en la encuesta. Resultados El 40.12% de la población alcanzó puntajes altos de preocupación, que los vuelven vulnerables a los padecimientos de salud mental. Se expresaron datos favorables en pro de la prevención de un contagio independientemente de si se estaba en situación de aislamiento o no. Por otro lado, la única variable que tuvo un efecto diferencial fue la del sexo (p < .05), mientras que la escolaridad, la exigencia ocupacional y el aislamiento no mostraron diferencias entre grupos. Discusión y conclusión Se observa una actitud de prevención en los participantes; es importante realizar estrategias que eviten que haya costes a razón de la salud mental en aquellos que muestra preocupación excesiva para evitar la saturación de los servicios de salud mental.